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Serotonina vs VPH

  • Foto del escritor: chowikeistudio
    chowikeistudio
  • 26 abr
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 27 abr


Imagina que conversas con un amigo al final de la tarde, sentados en unas sillas en el patio. Él te cuenta que hace unos meses le diagnosticaron VPH y aunque pensó que desaparecería rápido, todavía sigue ahí. Mientras lo escuchas, entiendes algo que muchos pasan por alto: no todo depende de medicinas o tratamientos, también influye cómo nos sentimos por dentro.


Hoy la ciencia confirma algo poderoso: nuestras emociones impactan directamente en el sistema inmune. Cuando vivimos bajo estrés constante o tristeza prolongada, el cuerpo libera más cortisol, la hormona del estrés. A corto plazo, el cortisol es útil para reaccionar ante peligros. Pero cuando se mantiene elevado por mucho tiempo, debilita nuestras defensas, como si los soldados del cuerpo se cansaran antes de tiempo.

Un estudio en jóvenes demostró que las mujeres con más estrés o síntomas de depresión mantenían el VPH activo por más tiempo. Y quienes además fumaban o bebían para lidiar con el malestar, tardaban aún más en eliminarlo. No es casualidad: el cuerpo bajo tensión no puede enfocarse en expulsar al virus.


Ahora, aquí entra un aliado silencioso pero vital: la serotonina. Esa molécula natural que asociamos con el buen humor también tiene un rol en el sistema inmune. Aunque la mayoría de la serotonina se produce en el intestino, su efecto llega a las células defensivas. Cuando hay buenos niveles de serotonina, las células inmunitarias trabajan mejor, reducen la inflamación y fortalecen la respuesta antiviral.


No necesitas un laboratorio para entenderlo. Piensa en esos días en que te has sentido en calma y con energía: tu cuerpo también responde mejor. En cambio, en días de estrés o tristeza profunda, todo parece costar más, incluso recuperarse de una simple gripe.

En experimentos con animales, se vio que aumentar la serotonina ayudó a reducir la inflamación en todo el cuerpo, protegiendo contra daños graves. Aunque todavía se estudia su efecto específico en infecciones humanas como el VPH, el mensaje es claro: un entorno interno más equilibrado facilita la labor de nuestro sistema inmune.


¿Qué puedes hacer en tu vida diaria?

No necesitas fórmulas mágicas ni suplementos caros. Hay pequeñas acciones cotidianas que favorecen la producción natural de serotonina y refuerzan tu bienestar:


  • Respira a conciencia: Al despertar, respira profundo contando 4 segundos al inhalar, reteniendo 2 segundos y exhalando en 6. Calma tu mente y baja el cortisol.

  • Muévete con placer: Sal a caminar, estírate, baila. No se trata de ejercicios intensos, sino de mover el cuerpo y liberar endorfinas.

  • Comparte lo que sientes: Habla con alguien de confianza o escribe en un cuaderno. Expresar emociones libera tensión interna.

  • Haz pausas de calma: Dedica unos minutos al día para respirar profundo o escuchar música tranquila. Ayuda a bajar el estrés acumulado.

  • Cuida tu alimentación: Incluye frutas, verduras, pescado, nueces y alimentos ricos en triptófano. Un intestino sano produce más serotonina.


Estos pequeños gestos, aunque simples, tienen un gran impacto acumulativo. No reemplazan el seguimiento médico ni la importancia de la vacunación o los controles, pero fortalecen el terreno desde donde tu sistema inmune lucha cada día.

Cuando reduces el estrés, elevas tu serotonina de manera natural. Y con ello, le das a tus defensas el impulso que necesitan para combatir el VPH de forma más efectiva.


En resumen:

No se trata de “pensar positivo” como solución mágica. Se trata de construir cada día un entorno interno donde tus defensas puedan trabajar en paz. Dormir bien, comer mejor, moverte, hablar lo que sientes y rodearte de pequeños momentos de alegría: todo suma.

Así, en esa conversación entre amigos bajo el atardecer, comprendemos algo valioso: no todo depende de medicamentos. Nuestra calma interior, esa que cultivamos a diario, puede ser una de las herramientas más fuertes para dejar atrás el VPH.


Un paso sereno a la vez.


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